Al regresar del gimnasio estaba mi padre, y con mucha emoción empecé a decir:
Papi me compraste las boletas, si papai me las compraste?...
Él de malvado decía: No, no te las compre (Estaba super serio, arrugaba la frente, y miraba mal)
Al cabo de unos cuantos segundos se totió de la risa y mi hermano y yo nos mirabaos desimuladamente y apretamos la boca, porque queriamos reirnos, pero por respeto nos quedamos callados.